Cocina el pollo: Precalienta el horno a 180°C con calor arriba y abajo. Coloca las pechugas en una bandeja con un chorrito de aceite de oliva y hornea por 30 minutos o hasta que estén cocidas (temperatura interna de 75°C). Deja enfriar, desmenuza y corta en trozos pequeños. Reserva.
Prepara la bechamel: Calienta un chorrito de aceite en una sartén. Añade 50 g de harina y remueve hasta formar una pasta. Incorpora la leche poco a poco, sin dejar de remover, hasta obtener una salsa cremosa. Sazona con sal, pimienta y nuez moscada al gusto. Retira del fuego.
Mezcla el relleno: Combina la bechamel con el pollo desmenuzado hasta integrar bien. Deja enfriar la masa y colócala en la nevera por 5 minutos (o en el congelador si prefieres) para que se endurezca ligeramente.
Forma las croquetas: Toma porciones de la masa, coloca un cubo de queso de oveja al tartufo en el centro y dale forma ovalada o redonda. Pásalas por huevo batido.
Prepara el rebozado: Machaca los picatostes hasta obtener un pan rallado grueso. Mezcla con una pizca de sal, ajo en polvo, cebolla en polvo, pimienta y perejil. Pasa las croquetas por esta mezcla para empanarlas.
Fríe las croquetas: Calienta aceite en una sartén y fríe las croquetas a fuego medio hasta que estén doradas y crujientes (2-3 minutos por lado). Escurre sobre papel absorbente.
Sirve: ¡Disfruta caliente para que el queso fundido sea un deleite!